Quito, 7 de enero de 2025. El presidente Daniel Noboa, quien busca su reelección en los comicios del 9 de febrero, ha generado una ola de críticas por su presunta violación al Código de la Democracia. Noboa decidió no acogerse a la licencia sin sueldo obligatoria para los candidatos en funciones públicas, lo que plantea serias dudas sobre la transparencia de su candidatura.
La normativa electoral establece claramente que los funcionarios públicos que deseen postularse deben apartarse de sus cargos para evitar ventajas indebidas y garantizar un proceso equitativo. Sin embargo, el mandatario continúa ejerciendo su rol presidencial mientras lleva a cabo actividades proselitistas, desatando acusaciones de abuso de poder y falta de respeto a las leyes.
Organizaciones y expertos han alertado sobre el posible uso de recursos públicos para beneficiar la campaña de Noboa. Desde vehículos oficiales hasta la movilización de personal, las denuncias apuntan a un evidente conflicto de intereses que mina la legitimidad del proceso electoral.
“El incumplimiento de esta norma es una burla al Estado de Derecho y una falta de respeto al pueblo ecuatoriano. No podemos permitir que las leyes se interpreten a conveniencia del poder”, afirmaron críticos de la situación.
El gobierno ha intentado justificar la decisión de Noboa argumentando que, al haber asumido el cargo en una elección anticipada, la norma de licencia sin sueldo no sería aplicable. Sin embargo, esta interpretación ha sido rechazada por múltiples sectores, que consideran que el mandatario está manipulando las leyes en su beneficio.
Además, Noboa emitió un decreto ejecutivo para designar a una nueva vicemandataria, evitando que su vicepresidenta electa, Verónica Abad, asuma el cargo temporalmente. Esta acción ha sido calificada como un intento descarado de concentrar el poder y deslegitimar el proceso democrático.
El Consejo Nacional Electoral, que debería garantizar el cumplimiento de las normas, ha mantenido un silencio alarmante. A pesar de que previamente se reconoció la obligatoriedad de la licencia, la falta de acción ha dejado un vacío que pone en riesgo la transparencia del proceso.
Con la campaña electoral en curso y la falta de sanciones claras, la conducta del presidente Noboa se presenta como un ejemplo preocupante de cómo el poder puede manipular las instituciones y socavar la confianza en la democracia.